Visita martes 31 de julio de 2007 (La Cultura Moche en torno a la exposición de SIPÁN)
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Visita domingo 29 de julio de 2007 (Visita Exposición permanente)
Blog de creación, publicación y discusión de textos en torno al diplomado “Las Artes Plásticas Como Manifestación Histórica En Colombia” de la Escuela de Formación Artística y Cultural de Barrios Unidos. Convenio interadministrativo 023 de 2006 Universidad de Cundinamarca / Fondo de Desarrollo Local Barrios Unidos. Bogotá, Colombia; 2007. El arte nos permite conocer y aprender de esas otras historias que no han sido contadas, y éste, quizá, es uno de esos lugares para hablar de ellas.
Visita martes 31 de julio de 2007 (La Cultura Moche en torno a la exposición de SIPÁN)
Una aproximación poética a éstos artistas, nos permite vislumbrar tanto inquietudes como emociones que despiertan en nosotros su obra y ellos como seres humanos que son (Lectura de corto texto introductorio).
En el caso de Bernardo Salcedo, es muy fuerte el recurso cinematográfico en la conformación de sus obras como escenarios o fotogramas de un relato conformado por los recuerdos y las sensaciones (Como en el caso de las cajas y las maletas); lo cual, para el contexto del arte, lleva implícito un gran componente de innovación más que de mensaje.
Salcedo deja su obra a disposición del espectador para ser interpretada, y no para ofrecerle una explicación; en éste orden, se destaca la obra “FRASES DE CAJÓN”.
Por ende, en su obra se halla presente una forma diferente de manifestación plástica, por lo cual, además de lo ya mencionado, se pueden destacar sus fotografías intervenidas, las cuales, además de ser notables como objetos, buscan llamar la atención sobre el hecho fotográfico.
La obra de Salcedo, en medio del clima imperante en las artes, le devuelve al observador su papel como interpretador de la obra, más que participante de la misma, con lo que reivindica a la obra como objeto, sin que por ello se renuncie al concepto.
En medio de las reflexiones que suscita el arte desde la perspectiva del objeto, se toca el tema del arte público, que a juicio de Salcedo, es escaso, debido a la gran presencia de basura, de obras vacías, malogradas, formal y conceptualmente pobres, por lo que todo arte público no puede ser tomado como arte conceptual.
Para Bernardo Salcedo, ser artista no significa pintar o dibujar bien, sino algo más amplio que el sólo hecho instrumental, lo cual le da nuevas perspectivas al arte y su práctica; así, Salcedo es un artista que crea su obra desde la sensación, a través del pensamiento, para que nosotros, a partir de la sensación también podamos pensar.
De Barrios, se destaca su labor como investigador, en donde el proceso de exploración y experimentación es parte de la obra, por lo que se retoma el concepto del arte que va más allá de saber pintar o dibujar y en donde la investigación es parte fundamental, ya que es reflejo del proceso que sufren las emociones, las interrogaciones, las confusiones, mientras se busca un lugar para ello; de tal forma, que el arte va madurando o evolucionando con el artista. En ese orden, el arte es una vocación, un llamado, en donde lo que se ha vivido se va manifestando a lo largo de la obra.
Álvaro Barrios aprendió a dibujar desde muy pequeño, y se puede saber que desde muy temprano tenía claro lo que quería ser, en la medida que sus aptitudes lo demostraban. En el caso de Salcedo, no queda claro el hecho de si su niñez fue una influencia negativa o positiva.
Es destacable la postura de Salcedo frente al arte, en la medida que establece una renuncia a la psicología, y la experiencia que lo alimenta es la de la propia cotidianidad, por lo que el hecho de que se generen cuestionamientos en lugar de seguridades o explicaciones es parte fundamental de la obra de arte. Elementos tales como los sueños, las nostalgias, la imaginación, son los que enriquecen a la obra de arte, la cual ofrece una suerte de recreación de dichos sentimientos por medio de los objetos.
Tanto en Barrios como en Salcedo, se presenta al arte como una vocación, como forma de vida y de asumirla junto a la cotidianidad de forma crítica; el componente “innato” de la vocación artística se nutre y complementa de la investigación y la experimentación, lo cual se manifiesta en las dinámicas creativas, en el cambio, la transformación y la búsqueda. La vida se manifiesta con el cambio, la novedad; por lo cual la muerte puede ser traducida como la desaparición que se refleja en la inactividad.
Su formación como arquitecto le permite a Salcedo tener un manejo especial del espacio y los objetos dentro de él, lo cual se ilustra claramente en sus trabajos de las cajas, en donde se muestra un especial cuidado por la composición con elementos y fragmentos heterogéneos dentro de un espacio confinado.
Gracias al estudio que se llevó a cabo con ambos artistas, es posible ver al taller del artista como un laboratorio de investigación, en el que nada queda a la ligera, lo cual, permite que con relación al arte público, se retome el tema de Arborizarte, como antítesis a esa labor investigativa del artista comprometido con su oficio y lo que sucede alrededor suyo, pues proyectos como éste, si bien tienen fines altruistas, se desarrollan en detrimento del arte, ocasionando la aparición de cosas facilistas gratuitas y simplemente decorativas, generalmente, con resultados estéticos, compositivos y propositivos bastante deplorables.
Estos artistas nos permiten vislumbrar una parte de la condición humana en sus planteamientos plásticos y conceptuales, debido a que expresan dicha condición en términos que van más allá de lo inmediatamente perceptible. También, nos permiten vislumbrar como la posmodernidad bien entendida ha enriquecido al medio artístico, en la medida que se aleja de la racionalidad establecida y la visión parametrizada, debido a que se deja a un lado el arte de las ideas y se llega a las diferentes manifestaciones sensibles, que sin embrago, estimulan componentes, aunque nuevos, del pensamiento; al final de todo buen arte, queda la poética, la cual no renuncia ni a la sensación ni al pensamiento, debido a que permite que ambos coexistan y den origen a una nueva perspectiva de la condición humana que no puede ser expresada de otra forma.
En el caso específico de Bernardo Salcedo, llama la atención el hecho de que a pesar de que en sus palabras niegue la importancia o presencia de ciertos elementos, su obra los haga manifiestos, como por ejemplo, la influencia de la arquitectura; ésta es una obra que no se puede pasar por alto, que llama la atención, debido, entre otras cosas, a que rescata la importancia del objeto, en el manejo de la parte formal y compositiva.
La obra de Salcedo es una obra inquietante, la cual se apoya mucho en la racionalidad, sin que sea esta su punto central, sino más bien parte de la motivación y de lo que resulta de ello; es una obra que entre más se estudia más interrogantes genera y más de desea conocer, al igual que con respecto a la condición humana del artista, lo que sin embargo, no debe influenciar o primar sobre el estudio de la obra misma.
La sociedad actual nos hace creer que una cosa es la vida y otra el trabajo, a lo mejor, para en el fondo, poder generar en todos un sentimiento de incompletitud, de frustración, de impotencia, y así, gracias a la desviación de la voluntad, estimular otras áreas de la acción humana para volcarnos a todos hacia el consumo, el estatus y el arribismo; ante tal situación, la vida y obra de Álvaro Barrios, se presentan como alternativa posible a todo ser humano que no sólo desee la plena realización, sino la acción consciente, constructiva y convencida.
Cuando Álvaro Barrios nos habla de que la carrera y la vida son una sola cosa, no sólo nos dice una frase, sino que expone en pocas palabras, su visión del arte y lo que ha sido su vida con relación a él: ver arte, comer arte, respirar arte, ser arte.
Al igual que en el caso de Miguel Ángel Rojas, la obra de Barrios, aunque con aparente unidad formal y temática, no dejó de evolucionar, y tal evolución se dio con él como persona y artista.
A lo mejor, él ha sido uno de esos valientes que se atreven a confrontar la vida con lo que ellos sabían desde siempre que la debían confrontar, que sin dilación alguna, con naturalidad, soltura y desparpajo, se entregan a la acción que posibilita la práctica artística sin necesidad de aplazamientos; como en el caso de Miguel Ángel Rojas, he aquí una gran lección para todo ser humano en general, y todo artista en particular, ya que la evolución y cambio de una obra, bien puede ser el reflejo de un ser humano que vive su vida desde la vocación y el cambio.
La obra de Miguel Ángel Rojas da fe de la verdadera y fluida labor del artista como investigador, del artista que experimenta y que no se agota con una u otra técnica o una u otra temática; a lo mejor, sus aproximaciones espontáneas e inocentes a una determinada forma de expresión, lo llevan naturalmente por los terrenos de la investigación, la exploración, la creación y la proposición.
Gran lección la de éste artista a tanta figura posicionada que extenúa sus medios de expresión al convertirlos en producto comercial o en marca registrada; si Miguel Ángel Rojas es un artista inquieto que no se agota y todo el tiempo experimenta, propone o crea, muchos de los que la sociedad de consumo considera como artistas no son más que diseñadores gráficos o decoradores convertidos en mercaderes de imagen.
Iniciar con la fotografía, pasar por la instalación, retomar la fotografía pero ahora intervenida, entrar en los terrenos del dibujo y la pintura, y en general, pasearse por muchas técnicas o medios de expresión, ya hablan bien de un artista, y si a eso se le añade algo que podríamos denominar como trashumancia temática, se completaría el cuadro para tener delineada la figura de un artista íntegro.
El imaginario popular nos hace creer que el artista posicionado ha triunfado, pero a contrapunto de lo que representa alguien como Miguel Ángel Rojas, el artista posicionado está muerto, ya no crea, ya no propone, sólo agota lo ya agotado de “su estilo”, y se convierte en mercader de imagen.
EL KITSCH COMO “CONTENTILLO” PARA EL EXCLUIDO.
Los afectos y desafectos para con un artista, son perjudiciales para el ejercicio de la crítica, lo que no significa, que a partir de la figura del artista no se puedan tener algunas herramientas para iniciar la tarea; sin embargo, el centrarse en coyunturas, nos desvía del tema de discusión, lo que tal vez me sucedió en más de una ocasión en mi anterior texto sobre la obra de Beatriz González; por lo cual, en aras de la construcción de discurso y contexto, tomaré a la obra de Beatriz González como una disculpa para abordar la relación del gusto con la exclusión.
La obra de Beatriz González, pone sobre la mesa el tema de la baja , media y alta cultura, exponiendo y encontrando a los dos extremos del espectro en un solo objeto, en una sola obra, ambos se encuentran, chocan, se contradicen y tras ellos, más como disculpa, se inicia una reflexión en torno a la relación que existe entre la circulación de algo en medio de una sociedad de consumo.
Hoy día es posible traducir todo en términos de consumo, todo al final se halla sometido a los mandamientos del mercado, y por ende, a sus posibilidades de ser poseído gracias a su circulación como producto; en ese orden, lo que más circula, por las dinámicas propias de la producción y la relación entre demanda y oferta, hace que se manifieste de forma masiva y por lo tanto barata (engañosamente económica…), por lo cual, sin que sea la excepción, todo aquello asociado a la cultura, a la cultura de masas, pasa al universo de la producción, mercantilización, consumo y subsecuente desecho; así, lo barato como abundante, es la única posibilidad que tienen los excluidos (léase, pobres), de acceder a algo.
A propósito del foro de discusión en esferapública respecto a la obra Ámbitos de Miguel Huertas, me es inevitable ripostar algunos argumentos y rebatir otros, debido a que se me ha facilitado tener una relación directa con el Maestro Huertas en el contexto académico de la Especialización en Educación Artística Integral de la Universidad Nacional. Si bien la discusión del mencionado foro se ha centrado en el aspecto político (que a ojos de Miguel Huertas, nada tiene que ver con ideologías, partidos o cosas parecidas, sino más con una actitud íntegra frente a la vida), yo quisiera virar un poco hacia el lado de la práctica artística, sin abandonar la faceta política del arte realizado consciente y críticamente.
Me sirve de ayuda la exposición Superficies Sensibles, la cual se llevó a cabo en el Museo de Arte de la Universidad Nacional durante el mes de Abril del presente año, la cual, en esencia, es un tras escena del recorrido artístico del Maestro Huertas, y en la cual se explicita la preponderancia de la acción en la práctica artística y en la vida, y cómo dicha acción se traduce en un proceso que puede o no ser efectivo para ciertos cometidos que cada quien visualiza, o en el peor de los casos: que la sociedad consumista del monetarismo librecambista, impone a cada ser humano sin distinción alguna. En las obras que componen la exposición Superficies Sensibles, se manifiesta la huella de lo inacabado, de lo cotidiano, de los dedos y roces que dejan su rastro sobre el papel o la tela que sirve como soporte para el dibujo; en cada obra está la huella del artista, se ve el error, lo inconcluso, el trazo seguro o el dubitativo, la experimentación con la superficie y lo que la dibuja, la indefinición, la ausencia de temática formal o ideológica… tan sólo se ve la huella de la acción, no por nada Miguel dice: “Cuando no se le ocurra nada qué hacer, haga”. Por eso también, el Maestro Huertas no cree en la inspiración, cree en la acción, que se encuentra motivada por la sensación y el pensamiento.
En una sociedad que premia la efectividad y castiga la duda y el error, en una sociedad que se obsesiona por el resultado efectivo, medible, comercializable e intercambiable, la obra de Miguel Huertas constituye una crítica fundamental y generalizada a todo aquello que la conforma; por eso, tal vez, Miguel nos hace saber respecto a su contrariedad en cuanto a los requisitos para la presentación previa de su proyecto Ámbitos, con el fin de que le fuera asignado el espacio (temporal, pues de sobra se sabe que se expone en la Galería Santafé) y el presupuesto, que según la institución, requería su obra; pues si la obra del artista se define por medio de la acción y esta mediante el proyecto, el mismo sentido de proyecto entra en contradicción con los requerimientos para la presentación de una obra como la del Maestro Huertas en el contexto formal del Premio Luis Caballero; él decía “le piden a uno prácticamente un catálogo de la obra, con un esquema de montaje, número y tipo de piezas, contenido de cada una, y cosas así por el estilo… imposible” por eso, su presentación previa del proyecto, fue más el concepto y el tipo de cosas que estaba haciendo para presentar en la Galería Santafé.
El “resultado” de ámbitos, es sencillamente sobrecogedor, y hablan de él muy bien los dos primeros comentarios en el foro de Esfera Pública; realmente es una obra que genera ámbitos, tanto temporales como sensoriales y espaciales dentro de la misma galería Santafé, y a su vez, es una obra que está totalmente ligada al sitio, pues fuera de ese lugar y sin las condiciones con las cuales contó durante la exposición en el planetario, sería algo insignificante y desconcertante, y sobre todo, obviamente, fuera de lugar; sencillamente, es una obra que pertenece al lugar (la Galería Santafé, el Planetario y el Parque de la Independencia) y a su vez, plantea una reflexión profunda respecto a lo que es una obra en sí, y al espacio en el cual de expone.
Así que dejando a un lado las erróneas interpretaciones de lo político en el arte, me parece más enriquecedor y más relajado, hablar de Ámbitos a través la perspectiva de la práctica artística desde la acción consciente y constante, lo cual, como ya lo mencioné, no renuncia al factor político que convoca, siendo dicho aspecto político, tratado desde una visión amplia de sí mismo a través de una crítica, si no explícita, si constante y generalizada para con la sociedad en la cual vivimos.
Rodolfo López
ARTE DE MARCA REGISTRADA PARA INICIADOS.
Contrario a lo que su pudo ver en las lecturas, respecto a que Beatriz González no es Kitsch, sino desbordada, y a que habla del kitsch sin ser kitsch, me parece que reduce mucho las cosas, y puede dejar fuera de discusión varios temas que merecen la pena ser tocados; en ese caso sería más acertado decir que la obra de Beatriz González habla siendo kitsch (aunque sin llegar a los límites altamente redituables de Maripaz Jaramillo, Nadin Ospina o Fernando Botero) habla del kitsch.
Si bien Beatriz González pretende hablar de lo popular desde lo popular, su público no es el pueblo, y si lo fuera, gran parte de su obra quedaría fuera de su comprensión, por aquello de las constantes referencias y juegos formales y de palabras en torno a la Historia del Arte Universal y el contexto histórico académico nacional; sin embargo, cuando toca temas menos oscuros, como los suicidios por ejemplo, se antoja gratuita e insultante para con los deudos, y como con los moyos de barro, algo más que decoradora.
Para comprender y valorar su obra, se requiere de cierta iniciación, de gran cantidad de explicaciones, lo cual no impide que su obra hable desde y sobre el kitsch y pretenda ser asequible (sin que lo sea), pero las pretensiones de ser popular se quedan en las frases; un arte popular es el que no necesita explicación, el que habla por sí sólo y le habla al pueblo, a todos, y que de todas formas, no cae en los terrenos de la decoración o la mercancía, y si no es entendible, que al menos sea participativo, abierto, desprendido, y sobre todo, respetuoso.
LA DESACOMODACIÓN.
Respecto a estos textos, me llama mucho la atención el hecho de que hallan sido personajes aparentemente ajenos al arte, los arquitectos y maestros de obra, quienes hayan dado ese empujón para que se iniciara el arte conceptual en Colombia, lo cual da cabida para pensar en el hecho de que se requiere un cambio integral en la esfera artística, para generar algo nuevo.
De todas formas, esto no significa que los mismos artistas no puedan abrir las compuertas del arte a otras experiencias y miradas para enriquecerlo, sino que se evidencia el hecho de que existe, o existía en su momento, una cierta comodidad y familiaridad con lo que se hacía en el ámbito artístico, lo que acarreaba una ausencia o pobreza de experiencia, en la medida que no se generaba algo nuevo o propositivo.
Quizá el nacimiento del arte conceptual con la participación de arquitectos y maestros de obra, le haya enseñado al arte a ser más receptivo, siempre y cuando se cultive el ámbito del arte desde otras prácticas y debatiendo nuevos temas; si el arte pretende proveer al hombre de nuevas experiencias e invitarlo a la reflexión o a la contemplación, es necesario que lo sacuda un poco, que lo despierte del letargo, que lo desacomode, que le haga ver que el mundo está lleno de posibilidades, y al respecto, el mismo arte no puede sustraerse de ello.
EL CINE DE VANGUARDIA DESDE LA CRÍTICA SOCIAL.
A parte de sus bajas calidades técnicas, ciertos vacíos argumentales y de edición, algunos personajes poco trabajados y actuaciones pobres, la película Rodrigo D no futuro se atrevió a tocar temas que nunca antes habían sido tocados, y de maneras poco convencionales, lo cual resulta en algunas escenas muy bien logradas que permiten sentir el dramatismo y la sordidez propia de los ambientes y situaciones relatadas.
Esta fue una película que puso sobre el tapete las complejas y múltiples problemáticas de las comunas de Medellín, antes invisibles para los medios de comunicación y la sociedad en general, y a su vez, fue la fundadora de un llamado nuevo cine nacional, que por avatares del facilismo y la moda, ha dado lugar a algunas películas sosas, que aunque técnicamente depuradas, resultan, argumental y dramáticamente infortunadas.
Es clara la evolución y los logros de Víctor Gaviria en el terreno artístico y como crítico social, lo cual se evidencia en su última película, Sumas y Restas, que por demás, toca brillantemente el tema del tráfico de drogas; mejora ostensiblemente la factura técnica, el argumento, la edición y los personajes, con respecto a Rodrigo D, aunque la constante es hablar de lo que no se habla y de formas en las cuales no se habla, lo cual sigue siendo el mayor mérito de éste director de cine, y específicamente, de la película Rodrigo D no futuro.
1. INTRODUCCIÓN.
Sale una persona buscando una historia, haciéndose pasar por anónimo. No lo veían, pero el veía todo el horror que le hacía recordar su pasado. Eliseo Higuera, integrante del grupo, ve esta parte del artículo como la vivencia del artista que plasma en su cuadro sus vivencias y sentimientos evocados; situaciones que lo horrorizan, pero así mismo, examina su enigma.
En esta parte de la lectura se ilustra el sentimiento de una persona como un fantasma, que huye de donde estaba para buscar cosas mejores, pero que se encuentra impotente, se odia a sí mismo por no hacer nada para cambiar, que ha visto demasiado y se siente culpable por ello. Esta situación es comparable, simbólicamente, a la situación del artista, que luego de una gran reflexión, plasma en su obra el fenómeno de la violencia.
2. AL FINAL DEL VERBO.
La mejor manera de conocer al mundo es entendiéndolo, pero la insensibilidad es tan grande que no nos percatamos del grado de indolencia e impotencia en el que estamos cayendo; la ilusión democrática se desmorona en el momento en que vemos la manipulación de los medios y por ende, del pensamiento colectivo. Los gobiernos cuando terminan, son exorcizados de manera simbólica y despectiva, usando a la violencia como disculpa. Al acto de matar se le ha quitado el sujeto, la acción se deshumaniza por completo, lo que lleva a la impunidad.
Somos indiferentes, acompañados por la impotencia, hay un clima de confusión en medio de la gran cantidad de violencia y angustia. Así como un candidato a la presidencia toma los actos de violencia del anterior gobierno como un elemento de manipulación, la violencia se toma como una acción desligada del sujeto, no hay una percepción de identidad de la víctima y el victimario, lo cual da origen a la impunidad.
3. LA INERCIA ESQUIZOFRÉNICA.
Se analiza el principio fundamental de la preservación de la vida, y se puede determinar que vida y muerte son una unidad. Cada instante muere un segundo después de vivirse, y esta pauta nos enseña cuan frágil es la existencia frente a la muerte; la civilización nace en el momento en que se aprende a morir. Ser humano o animal se puede determinar desde la conciencia que se tenga de la muerte.
Según Freud, no existe la necesidad de prohibir algo que no se desea, así, el máximo acto prohibitivo es no matar, sobrepasar el límite frágil de la vida. Sin embargo, la muerte es parte de la vida, y está presente en la percepción del tiempo que muere a cada instante, pues desde que se nace se está muriendo, la vida es frágil. La diferencia entre hombres y animales está dada por la conciencia de la muerte a través del paso del tiempo, pues el animal al ser atemporal, no tiene conciencia de la muerte, se ocupa de vivir; el hombre de ocupa de matar; el libre albedrío se usa mal, la libertad en éste país no es sinónimo de paz.
4. EL YO Y LA COSA.
Todo lo que está a nuestro alrededor, tiene un concepto y valor único de acuerdo a la visión particular e imaginación, y si lo vemos desde el punto de vista artístico, cada obra será única.
Las cosas tienen un significado distinto para cada quien, se le da más o menos importancia a las cosas, dependiendo del observador y su entorno; sin embargo, a través de las cosas, se piensa solamente en el disfrute de la acción placentera sin tener en cuenta al otro, pues se le ve como una cosa más, todo es una cosa; se ha despojado a la existencia de toda humanidad, pues la vida también se ha cosificado.
5. DEL ALZHEIMER AL JUEGO DE LO REAL.
En éste aparte se hace una observación sobre el mal de Alzheimer, que nos muestra como queremos vivir a veces en el pasado, por la imposibilidad de recordar el presente, y se piensa así, que todo pasado fue mejor.
El olvido es inmediato, los recuerdos recientes desaparecen, los de antaño permanecen; sin embargo, el olvido puede ser envidiable, para no recordar el dolor; pero cuando se llega al olvido extremo, se puede experimentar un sentimiento de terror y angustia. Al no reconocernos como nosotros mismos, jugamos a ser algo, no somos nada, porque no sabemos quienes somos ni nos reconocemos; el juego del olvido y la máscara, impide ver la realidad de la vida.
6. REFLEXIÓN PERSONAL.
El artículo alude de manera simbólica a la actual situación del ser humano, el cual se halla sumido en la enajenación, que al no permitirle una existencia consciente, se ve empujado al constante extravío (Numeral 1), a la confusión y la deshumanización (Numeral 2), al despojamiento de su naturaleza (Numeral 3), y a la cosificación (Numeral 4) y al olvido (Numeral 5). Es necesario que la humanidad en su conjunto haga una reflexión generalizada en torno a estos temas que constituyen la enfermedad social, y el arte no puede ser la excepción; no sólo al arte le cabe el deber de hablar de lo que no se habla (de la enfermedad social), sino en general a la humanidad, sólo que el arte, por emplear gran variedad de medios de expresión, cuenta con posibilidades que en otros medios no son posibles, y por lo tanto, puede propiciar nuevos espacios de discusión, crítica y reflexión en torno a la condición humana.
Rodolfo López