jueves, 5 de julio de 2007

Arte y Violencia, Sesión II; 21. 06. 2007 (Primera Actualización)

LA LLAMADA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Por medio de las lecturas y las exposiciones vistas en las últimas sesiones, nos pudimos percatar de algunos aspectos en la relación que existe entre el arte y la violencia, vista ésta desde su manifestación como violencia partidista, violencia revolucionaria y violencia del narcotráfico; sin embargo, bien vale la pena hablar de una de esas violencias invisibles, pero que igualmente denigra la condición humana: La llamada violencia de género.

Al no hablar de la violencia desde un punto de vista episódico, se puede tender a la excesiva generalización, lo cual no necesariamente hace que el fenómeno no sea perfectamente explicable; aquella violencia que se provoca contra la mujer, tiene víctimas concretas, victimarios concretos y causas concretas, sólo que es tan generalizada y usual, que por eso mismo pasa a ser invisible; he ahí la gran tragedia de la violencia contra la mujer.

Como tantas cosas en la sociedad humana, la violencia contra la mujer, o la llamada violencia de género, tiene causas y consecuencias múltiples, y aun cuando el artista no sea necesariamente psicólogo, sociólogo, antropólogo o filósofo, inevitablemente, en su obra, si es consciente con la problemática, pone de manifiesto sus múltiples aristas y llama a todos a la reflexión.

Sin embargo, en las obras que tratan temas álgidos como la violencia contra la mujer, se puede caer en la porno-miseria, en explotar al fenómeno de forma morbosa y facilista, lo cual no sólo denigra al arte y al artista, sino sobre todo a las víctimas, con irrespeto, y también al fenómeno, con la banalización.

Al igual que puede llegar a suceder con cualquier otra manifestación humana, la exposición o ilustración explícita de una de la facetas de la violencia, si bien causa un efecto rápido y deseado, puede llevar a la explotación del fenómeno de manera simple y puede acarrear falta de sensibilidad, y sobretodo, como ya se dijo, de irrespeto para con las víctimas.

Hoy día, que está en resonancia el tema de la restitución a las víctimas, se debe tener en cuenta dicha situación en muchas facetas de la vida, para lo cual, el arte, llamado a hacer reflexionar a la sociedad, no puede ser la excepción. La violencia es un tema apasionante y complejo para el arte, y se merece un tratamiento digno, sin inmediateces, sin facilismo, sin morbo, y el cual requiere mucho trabajo.


Ampliación del tema, a petición de Diego (Primera Actualización): Restitución a las víctimas.

El arte en la medida que promueve la reflexión (según lo enunciado en mi escrito actualizado de la sesión I) y es ejecutado con seriedad y respeto para con las víctimas, contribuye a la elaboración del duelo, lo cual, aunque no es lo ideal, contribuye en parte a una restitución simbólica de la acción violenta, y a lo mejor, a una mejor comprensión de las situaciones que envuelven el acontecimiento en cuestión. Lo mejor sería que el victimario restituyera a la víctima y/o a sus afectados, de la forma a que haya lugar; sin embargo, el arte, como se mencionó anteriormente, puede contribuir en algo; gran responsabilidad del arte y el artista, gran seriedad y compromiso requiere el arte y el artista.

Rodolfo López

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