La sociedad actual nos hace creer que una cosa es la vida y otra el trabajo, a lo mejor, para en el fondo, poder generar en todos un sentimiento de incompletitud, de frustración, de impotencia, y así, gracias a la desviación de la voluntad, estimular otras áreas de la acción humana para volcarnos a todos hacia el consumo, el estatus y el arribismo; ante tal situación, la vida y obra de Álvaro Barrios, se presentan como alternativa posible a todo ser humano que no sólo desee la plena realización, sino la acción consciente, constructiva y convencida.
Cuando Álvaro Barrios nos habla de que la carrera y la vida son una sola cosa, no sólo nos dice una frase, sino que expone en pocas palabras, su visión del arte y lo que ha sido su vida con relación a él: ver arte, comer arte, respirar arte, ser arte.
Al igual que en el caso de Miguel Ángel Rojas, la obra de Barrios, aunque con aparente unidad formal y temática, no dejó de evolucionar, y tal evolución se dio con él como persona y artista.
A lo mejor, él ha sido uno de esos valientes que se atreven a confrontar la vida con lo que ellos sabían desde siempre que la debían confrontar, que sin dilación alguna, con naturalidad, soltura y desparpajo, se entregan a la acción que posibilita la práctica artística sin necesidad de aplazamientos; como en el caso de Miguel Ángel Rojas, he aquí una gran lección para todo ser humano en general, y todo artista en particular, ya que la evolución y cambio de una obra, bien puede ser el reflejo de un ser humano que vive su vida desde la vocación y el cambio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario