miércoles, 11 de julio de 2007

Relatoría. El Arte en la Era de los Ciegos, Sesión IX; 04. 07. 2007 (El Arte en la Era de los Ciegos; Parte I)


1. INTRODUCCIÓN.

Sale una persona buscando una historia, haciéndose pasar por anónimo. No lo veían, pero el veía todo el horror que le hacía recordar su pasado. Eliseo Higuera, integrante del grupo, ve esta parte del artículo como la vivencia del artista que plasma en su cuadro sus vivencias y sentimientos evocados; situaciones que lo horrorizan, pero así mismo, examina su enigma.

En esta parte de la lectura se ilustra el sentimiento de una persona como un fantasma, que huye de donde estaba para buscar cosas mejores, pero que se encuentra impotente, se odia a sí mismo por no hacer nada para cambiar, que ha visto demasiado y se siente culpable por ello. Esta situación es comparable, simbólicamente, a la situación del artista, que luego de una gran reflexión, plasma en su obra el fenómeno de la violencia.

2. AL FINAL DEL VERBO.

La mejor manera de conocer al mundo es entendiéndolo, pero la insensibilidad es tan grande que no nos percatamos del grado de indolencia e impotencia en el que estamos cayendo; la ilusión democrática se desmorona en el momento en que vemos la manipulación de los medios y por ende, del pensamiento colectivo. Los gobiernos cuando terminan, son exorcizados de manera simbólica y despectiva, usando a la violencia como disculpa. Al acto de matar se le ha quitado el sujeto, la acción se deshumaniza por completo, lo que lleva a la impunidad.

Somos indiferentes, acompañados por la impotencia, hay un clima de confusión en medio de la gran cantidad de violencia y angustia. Así como un candidato a la presidencia toma los actos de violencia del anterior gobierno como un elemento de manipulación, la violencia se toma como una acción desligada del sujeto, no hay una percepción de identidad de la víctima y el victimario, lo cual da origen a la impunidad.

3. LA INERCIA ESQUIZOFRÉNICA.

Se analiza el principio fundamental de la preservación de la vida, y se puede determinar que vida y muerte son una unidad. Cada instante muere un segundo después de vivirse, y esta pauta nos enseña cuan frágil es la existencia frente a la muerte; la civilización nace en el momento en que se aprende a morir. Ser humano o animal se puede determinar desde la conciencia que se tenga de la muerte.

Según Freud, no existe la necesidad de prohibir algo que no se desea, así, el máximo acto prohibitivo es no matar, sobrepasar el límite frágil de la vida. Sin embargo, la muerte es parte de la vida, y está presente en la percepción del tiempo que muere a cada instante, pues desde que se nace se está muriendo, la vida es frágil. La diferencia entre hombres y animales está dada por la conciencia de la muerte a través del paso del tiempo, pues el animal al ser atemporal, no tiene conciencia de la muerte, se ocupa de vivir; el hombre de ocupa de matar; el libre albedrío se usa mal, la libertad en éste país no es sinónimo de paz.

4. EL YO Y LA COSA.

Todo lo que está a nuestro alrededor, tiene un concepto y valor único de acuerdo a la visión particular e imaginación, y si lo vemos desde el punto de vista artístico, cada obra será única.

Las cosas tienen un significado distinto para cada quien, se le da más o menos importancia a las cosas, dependiendo del observador y su entorno; sin embargo, a través de las cosas, se piensa solamente en el disfrute de la acción placentera sin tener en cuenta al otro, pues se le ve como una cosa más, todo es una cosa; se ha despojado a la existencia de toda humanidad, pues la vida también se ha cosificado.

5. DEL ALZHEIMER AL JUEGO DE LO REAL.

En éste aparte se hace una observación sobre el mal de Alzheimer, que nos muestra como queremos vivir a veces en el pasado, por la imposibilidad de recordar el presente, y se piensa así, que todo pasado fue mejor.

El olvido es inmediato, los recuerdos recientes desaparecen, los de antaño permanecen; sin embargo, el olvido puede ser envidiable, para no recordar el dolor; pero cuando se llega al olvido extremo, se puede experimentar un sentimiento de terror y angustia. Al no reconocernos como nosotros mismos, jugamos a ser algo, no somos nada, porque no sabemos quienes somos ni nos reconocemos; el juego del olvido y la máscara, impide ver la realidad de la vida.

6. REFLEXIÓN PERSONAL.

El artículo alude de manera simbólica a la actual situación del ser humano, el cual se halla sumido en la enajenación, que al no permitirle una existencia consciente, se ve empujado al constante extravío (Numeral 1), a la confusión y la deshumanización (Numeral 2), al despojamiento de su naturaleza (Numeral 3), y a la cosificación (Numeral 4) y al olvido (Numeral 5). Es necesario que la humanidad en su conjunto haga una reflexión generalizada en torno a estos temas que constituyen la enfermedad social, y el arte no puede ser la excepción; no sólo al arte le cabe el deber de hablar de lo que no se habla (de la enfermedad social), sino en general a la humanidad, sólo que el arte, por emplear gran variedad de medios de expresión, cuenta con posibilidades que en otros medios no son posibles, y por lo tanto, puede propiciar nuevos espacios de discusión, crítica y reflexión en torno a la condición humana.

Rodolfo López

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