ARTE DE MARCA REGISTRADA PARA INICIADOS.
Contrario a lo que su pudo ver en las lecturas, respecto a que Beatriz González no es Kitsch, sino desbordada, y a que habla del kitsch sin ser kitsch, me parece que reduce mucho las cosas, y puede dejar fuera de discusión varios temas que merecen la pena ser tocados; en ese caso sería más acertado decir que la obra de Beatriz González habla siendo kitsch (aunque sin llegar a los límites altamente redituables de Maripaz Jaramillo, Nadin Ospina o Fernando Botero) habla del kitsch.
Si bien Beatriz González pretende hablar de lo popular desde lo popular, su público no es el pueblo, y si lo fuera, gran parte de su obra quedaría fuera de su comprensión, por aquello de las constantes referencias y juegos formales y de palabras en torno a la Historia del Arte Universal y el contexto histórico académico nacional; sin embargo, cuando toca temas menos oscuros, como los suicidios por ejemplo, se antoja gratuita e insultante para con los deudos, y como con los moyos de barro, algo más que decoradora.
Para comprender y valorar su obra, se requiere de cierta iniciación, de gran cantidad de explicaciones, lo cual no impide que su obra hable desde y sobre el kitsch y pretenda ser asequible (sin que lo sea), pero las pretensiones de ser popular se quedan en las frases; un arte popular es el que no necesita explicación, el que habla por sí sólo y le habla al pueblo, a todos, y que de todas formas, no cae en los terrenos de la decoración o la mercancía, y si no es entendible, que al menos sea participativo, abierto, desprendido, y sobre todo, respetuoso.
1 comentario:
A lo mejor a Beatriz González, se le pide demasiado, quizá por la posición en la que la crítica la ha ubicado, empezando con los comentarios de su amiga Marta Traba. Toda obra, de todo artista, tiene picos y valles, y Beatriz González no es la excepción. Habrá algunos trabajos que conmuevan o que digan algo, y habrá otros que no, lo cual hace dudar mucho respecto a esa posición privilegiada a la cual ha llegado, tanto por cuenta de su talento, como gracias a los nexos sociales que le permiten su posición socio-económica; en vista de lo cual, hace pensar en la obra de Beatriz González como una sucesión de aciertos, cosa muy alejada de la realidad. Las sensaciones que produce en mí la obra de Beatriz González, no son constantes ni grandes, son variables y de todos los tamaños, a lo mejor, porque me produce cierta molestia aquella obra que no puede hablar por sí sóla y requiere de un gran andamiaje argumentativo para, de cierta forma, hacerle justicia al menos al trabajo que representa y que tiene detrás suyo; quizá allí hay algo que no "funciona", y aunque no necesite de muchas vueltas para hablar desde mis afectos, de todas maneras me parece que su obra no es equivalenmte con el endiosamiento que se le ha dado... para el caso, y en contraste al mar de reconocimientos, me parece mucho más rica y expresiva la obra de Débora Arango, que sin el rimbombante apelativo de conceptual tocó puntos álgidos, y dijo lo que dijo con (y aquí sí, y no sólo de nombre) verdadero desenfreno, sinceridad, candidez y transparencia.
De la obra de Beatriz González hay algo que me incomoda, pero no es la misma incomodidad que me producía, antes de conocerla, la obra de Duchamp, Beuys, o inclusive, Débora Arango, no, es esa incomodidad que viene acompañada de una especie de andamiaje cultural y comercial, es esa incomodidad que viene del divorcio que percibo entre el discurso de la obra y la obra como tal, la incomodidad que viene ligada al comentario indulgente, la figuración; es algo similar, aunque no tan claro, como el rechazo que me produce la obra de Fernamdo Botero, Nadin Ospina o Maripaz Jaramillo.
Para dejar a un lado la búsqueda de esa incomodidad, podría decir, como dijo un compañero, "si no le gusta la chaqueta no la use", pero entonces, yo digo, "pero si me incomoda la chaqueta por un asunto que va más allá del simple gusto" es porque pareciera haber algo más allá del simple rechazo, pues vuelvo y digo "lo que pasa es que esa chaqueta está hecha con piel de zorro de criadero que es despellejado vivo en algún pueblo miserable de la China central". Siento que con la obra de Beatriz González me pasa algo parecido que con la chaqueta de piel de zorro, auque estoy seguro de que eso es lo que me pasa con la obra de Botero y compañía.
En esas estoy, decifrando mi vaiven con relación a la obra de Beatriz González, pues de todas formas, el argumento de que a uno no todo el tiempo le suena la flauta, no me convence mucho...
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