sábado, 28 de julio de 2007

Comiendo Burra

Abstracciones Barrocas
Por: Jaime Cerón


Los diversos proyectos artísticos que ha realizado hasta el momento Carlos Castro parecen centrar su atención en las características secundarias que determinan que algo sea definido como arte. Le ha interesado la construcción cultural de la “autoría”, tanto como la aparente “ausencia de estilo” dentro del arte del último siglo. Sus obras suelen sustentarse en medios diversos, seleccionados de acuerdo con las circunstancias y hechos que las motiven.
Recientemente ha indagando acerca de las posibles conexiones entre el exceso de ornamentos y referencialidad formal que caracterizan el rococó y la austeridad y autoreferencialidad que definen las opciones más rigurosas de la abstracción. Habitualmente, el rococó se asocia con el placer que produce la saturación de las formas de origen orgánico, mientras que la abstracción suele vincularse con la sublimación de los procesos racionales y su económica expresión sensible. Se enfrentan en los mismos términos en que lo hace el cuerpo y la mente, pero también pueden concebirse como complementos de una misma concepción cultural. El rococó puede interpretarse como un “horror al vacío” que contrasta con la abstracción valorada como una plenitud del vacío que llega a superarlo. Ambas opciones son formas de encontrarle sentido a la existencia que hemos heredado por lo que se nos muestran como síntomas de los procesos de colonización política y simbólica que han determinado nuestras prácticas culturales hasta la fecha.
Para acercar éstas dos nociones Carlos Castro busca analizarlas desde un punto de vista estilístico que las aproxime irónicamente y que ponga en cuestión sus implicaciones ideológicas. En el camino de construir esta relación él ha yuxtapuesto referentes de la “alta” y “baja” cultura como suele llamarse a los residuos de la confrontación entre las culturas: dominante y dominada en el escenario colonial. Los excesos decorativos del rococó funcionaron en su momento histórico como formas de distinción social, dado que se pensaban como expresivos de las peculiaridades de los sujetos a los que estaban dirigidos y que de hecho los poseían. Las fantasías de igualdad social que emergieron con la revolución francesa eclipsarían ese “estilo”, pero las luchas simbólicas por generar nuevas formas de distinción social entre los sujetos se mantendrían vigentes a lo largo del siglo XX como podemos ver desde nuestra época. Las corrientes abstraccionistas pueden haber replanteado los alcances de esas formas de distinción y al parecer han dejado efectos fuera del mundo del arte, en una esfera cultural más amplia.
Entre los emblemas visuales que utiliza como puente entre la abstracción y el rococó, están las imágenes del test Rorschach empleadas por la psicología para ubicar el deseo de los sujetos, dado que no representan nada en concreto fuera de ese deseo. Al tratarse de imágenes simétricas, realizadas por un gesto aleatorio parecen aproximarse a la fuente que nutre el rococó: las fuerzas de la naturaleza. El tratamiento que da a estas imágenes apunta de nuevo en dos direcciones porque emplea acabados impersonales y seudo industriales a la vez que las sitúa en bastidores abullonados enmarcados decorativamente. Estas pinturas son uno de los núcleos de la exhibición pero están acompañadas por diversos tipos de objetos que gravitan en todo el universo de relaciones que acompañan el proyecto y replantean los alcances de la abstracción y la decoración.
Aparece un típico mueble “estilo Luis XV” como suelen tipificarse ciertas formas del barroco, que no es otra cosa que una reelaboración del popular juego de “rana” que también emplea el azar, pero de forma distinta al mencionado test psicológico. También se incluyen unas macetas de mármol tallado, en donde siembra maleza, que recuerdan el diseño de los jardines del Palacio de Versalles, ahora conquistados por una naturaleza des-idealizada.
Los distintos gestos des-racionalizadores que hace parte de este proyecto y en particular los objetos en mención, parecen abordar la misión cultural de la Alianza Francesa, que le sirve de sede, como uno de los blancos de análisis del proyecto.




Carlos Castro Nace en 1976 en Bogotá, Colombia
Distinciones 2005 Premio Francia en Colombia 2005 2005 Proyecto ganador de la convocatoria para exposición colectiva - PONCHADOS Galería Santa Fe - Bogotá, Colombia 2005 Finalista Premio Fernando Botero - Bogotá, Colombia 2003 Mención Salón Regional de Artistas de Bogotá, Colombia 2003 Proyecto ganador de la convocatoria para una exposición individual en la Sala Alterna de la Galería Santa Fe - Planetario Distrital de Bogotá - Colombia 2003 Segundo puesto Primer Salón de Pintura - Club el Nogal de Bogotá, Colombia


1 comentario:

Anónimo dijo...

La obra que aparece en la parte superior del texto, la cual hacia parte del premio como primer puesto en el concurso de rana durante la de inauguración de la exposición se la gano Juan Manrique Silva asistente del diplomado.